La
Ley de Educación Nacional (N° 26.206) y de la Provincia de Buenos
Aires (N°13.688) definen a la educación y al conocimiento como
bienes públicos y el Estado se convierte en garante de este
derecho, al promover el acceso a un bien social para todos los
adolescentes y jóvenes, quienes como sujetos de derecho, asisten a
la Escuela Secundaria de carácter obligatoria y con alcance de
universalización en prosprectiva.
Para
el Estado, como lo establecen estas resoluciones, en especial los
“Lineamientos políticos y estratégicos de la educación
secundaria obligatoria”, la escolaridad obligatoria es una
herramienta central para la concresión tan anhelada de la inclusión
social basada en la construcción de políticas para todos, en todos
los ámbitos -en especial en el educativo- como un camino para la
construcción de una nación soberana.
Se
plantea entonces en este marco, una nueva institucionalidad aliada
con el Estado democrático, que obliga a “revisar las
representaciones sobre los intereses, preocupaciones e inquietudes
de adolescentes, jóvenes y adultos, así como sus recorridos
vitales, marcados muchas veces por los procesos de exclusión. Este
camino a recorrer debe permitir un acercamiento mayor a ellos, en
una apertura que permita reconocer las voces y aspiraciones de estas
nuevas generaciones destinatarias de nuestro trabajo y nuestros
sueños de dignidad y justicia”. (Resol. 188 del CFE)
Fortalecer
el recorrido desde las trayectorias escolares fragmentadas a
trayectorias continuas y exitosas (en el sentido de completas y con
aprendizajes significativos) será el principal desafío, porque
esta tarea exige que la problemática sea resuelta a través de una
consolidación del trabajo pedagógico institucional colectivo, que
sea superador de la mirada fragmentada por disciplinas y que al
revisar las ideas de fracaso escolar se puedan encontrar nuevos
rumbos en los que la enseñanza y el aprendizaje generen felicidad y
no frustración.
Por lo tanto, repensar la práctica cotidiana que los profesores realizamos en nuestras aulas que posibiliten procesos de inclusión educativa sinceros y efectivos, requiere revisar marcos teóricos que nos den pistas sobre cómo y con qué llevarlos adelante. Uno de los enfoques que incide en el diseño de secuencias didácticas es el que se refiere a que el conocimiento se construye. Lo postulan la Psicología Cognitiva (Piaget, Vigotsky, Bruner, Engeström) y la Biología del entendimiento humano (Maturana, Varela).
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